En un inusual escenario, el hall de la estación Constitución se convirtió en un campo de resistencia ferroviaria.
Trabajadores y usuarios del Ferrocarril Roca se unieron en un coro de descontento, marcando su rechazo a la privatización propuesta por el gobierno.
"¡El que no salta votó a Milei!" resonó como un lema de resistencia.
Los ferroviarios alertaron sobre los riesgos de este giro, temiendo un retorno a la década de los 90 con despidos y posibles cierres de ramales.
A este panorama sombrío se suma la amenaza de un significativo aumento en el costo del boleto, proyectando que podría alcanzar los 800 pesos debido a la eliminación de subsidios.
La protesta coincidió con la sorpresiva suspensión del servicio del Tren Patagónico, un ícono turístico que conecta Viedma con San Carlos de Bariloche.
La medida dejó varados a turistas que ya habían adquirido sus pasajes para la temporada de verano 2024.
En medio de la incertidumbre, Roberto López, presidente del Tren Patagónico, explicó la suspensión, señalando la falta de fondos de la Provincia en medio de la crisis económica.
Los costos, atados al valor del dólar, se vuelven insostenibles, afectando no solo la movilidad sino también el turismo ferroviario en una región de gran demanda.
Esta resistencia ferroviaria, resuena en un contexto donde los rieles argentinos enfrentan un futuro incierto, mientras la privatización amenaza con dejar a los trenes en manos ajenas y a los usuarios con boletos más costosos.